Bienvenidos otro día más a esta
humilde guarida. Hoy traigo la primera reseña, que se corresponde con el Reto
de Lectura del mes de Noviembre. En esta ocasión se trataba de escoger una
novela protagonizada por un niño, lo cual parece sencillo porque hay cientos de
ellas, más o menos famosas, que tienen fácil acceso.
El problema me surge a la hora de
encontrar una novela para el reto que no haya leído, y aunque suene un tanto
pretencioso, he de decir que muchas de las sugerencias que encontramos en las
listas de Google o en blogs de literatura ya habían pasado por mis manos,
algunas hace más tiempo y otras hace no tanto. Confieso que la búsqueda tampoco
fue en exceso profunda, ya que quería una novela sencilla, a ser posible no muy
extensa, para poder asegurarme de terminarla a tiempo de completar el primer
reto.
Fue así como me topé con “La
chica que amaba a Tom Gordon”, de Stephen King. La verdad es que dentro de este
último año he leído varias historias de este mismo autor, de modo que me atraía
bastante la alternativa. Voy a intentar hacer una visión general sin destripar
demasiado el argumento, dando mis impresiones, siempre desde la perspectiva de
una lectora empedernida, pero por supuesto, aclarando que no soy ninguna
experta literaria y que lo que reflejo a continuación no es más que una opinión
personal.
En primer lugar, he de destacar
que aunque Stephen King es un escritor que me agrada en la mayoría de sus
trabajos, me parece un poco irregular en la calidad de los mismos, quizás por
lo prolífico de su obra o quizás porque muchas de sus novelas se han escrito
hace bastante, en un contexto donde el terror no estaba tan sobreexplotado como
hoy en día. De todas formas, “La chica que amaba a Tom Gordon” no es tanto una
historia de miedo como un relato de supervivencia.
Analizándolo un poco más en la
línea de una historia de supervivencia, el libro me ha parecido entretenido,
con una narrativa simple y esclarecedora. Si bien creo que la esencia del
personaje de Trisha, la protagonista, no está tan bien conseguida como otros
niños dentro del universo de Stephen King, es cierto que la historia no se hace
lenta, que mantiene atento al lector aunque sin llegar a enganchar del todo. El
libro está bien documentado en cuanto a aspectos relacionados con botánica,
supervivencia, biología y medicina, y al parecer (y para mí esto es un punto un
poco en contra para el libro) en béisbol.
Y resulta que a lo largo de toda
la novela, las referencias a este deporte y a Tom Gordon, el amor platónico de
Trisha, se pueden hacer pesadas para alguien que no tiene mucha idea o que
simplemente no está interesado en él. No obstante, las referencias al béisbol
no han sido para mí el punto más negativo del libro en conjunto.
A pesar de que es cierto que la
historia tiene algunos puntos bastante siniestros, tanto dentro del propio
declive emocional de Trisha como en lo que se refiere a la dignidad humana, la
sensación con la que te quedas al acabar de leerla es que hubieras deseado algo
más. La trama se mantiene en una gama de grises, en ocasiones más oscuros,
creando la anticipación de un momento “paranormal” o “fantástico” que nunca
termina por llegar, o que no lo hace en la forma que la historia augura. Tal
vez el hecho de que la protagonista sea una niña de nueve años hizo que Stephen
King moderase un poco el tono general de la novela, o tal vez mis expectativas
al respecto hayan ido por caminos diferentes al desarrollo real del argumento,
pero no puedo dejar de pensar en “La chica que amaba a Tom Gordon” como en un
relato que se ha estirado demasiado para contar algo sencillo, y creo que esta
impresión final es en verdad el mejor resumen que puedo hacer del libro. No es
que no me haya gustado, pero ha pasado sin más y no he encontrado nada que
especialmente me haya emocionado.
Pero para no dejar un sabor
agridulce en esta primera reseña, me gustaría dejar algunas alternativas de
novelas protagonizadas por niños que me hubiera encantado descubrir en este
reto, pero que he tenido la suerte de haber encontrado antes:
El Libro del Cementerio, Neil Gaiman
Momo, Michael Ende
La Historia Interminable, Michael
Ende
It, Stephen Kinh
(Algún día
escribiré sobre la maravillosa relación de amor-odio que tengo con este libro)
Y esto no son más que pequeños
ejemplos que a mí me parecen maravillosos e imprescindibles, entre otros muchos
que me quedo en el tintero. Nos vemos en la próxima entrada, que espero que sea
en poco tiempo, para actualizar el reto de Noviembre y quizás traer algunos
extras. En lo que respecta al reto de 12 meses de Lectura, ya tengo la vista
puesta en Diciembre, y espero que la elección esta vez haya sido más acertada. Muchas
gracias por compartir un pedazo de vuestro tiempo conmigo, espero que en
comentarios me dejéis vuestras propias recomendaciones o me las hagáis llegar a
través de las redes sociales para agregarlas a mi lista de futuros proyectos.
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